domingo, 5 de febrero de 2012

Reflexiones en Capilla

Tras ocho buenas horas de sueño, un par de millas de carrera para activar el organismo y un buen desayuno, comienza la cuenta atrás definitiva para la carrera de hoy, primera de una serie de cuatro que, durante los próximos 28 días, juzgaran si el trabajo realizado durante este invierno ha sido o no correcto. Pero esta vez no es eso lo que siento, cierto es que me importa, pero no deja de ser una fase más del proceso; si bien es la más pública y trascendente, el fallo en ella no empañaría lo logrado en el camino.

Hoy hace 3 meses que volví de Kenya, allí comencé un largo viaje que pretendía me llevara al reencuentro con el Marcos enamorado de este deporte, aquel que disfrutaba con lo que hacía y que no conocía el significado de la palabras angustia, fracaso o desesperación. No se trataba de ganar carreras, sino de disfrutar con el proceso, ser capaz de apreciar la mejora como atleta más allá de los logros competitivos, centrado únicamente en las actitudes. Participar activamente del crecimiento día a día; y sentir como, hasta en los días de descanso, mi potencial crecía y crecía. En esa línea estoy plenamente satisfecho. Además, ha sido ese disfrute del proceso de elaboración lo que ha traído consigo la frescura necesaria para triunfar en los momentos clave, pero sobre todo la capacidad para sobreponerme a los pequeños reveses. Antes había que esperar largas y angustiosas semanas hasta la siguiente carrera para resarcirse, ahora pronto llegaba el día siguiente en el que podía volver a sentirme aquello que soy, ATLETA.

Hoy Gijón amanece gris y lluvioso, no es así como veo mi futuro. Comienza pues el espectáculo y esta vez no me lo pienso perder. 

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