sábado, 7 de septiembre de 2013

Comienza del Despertar



Tras lo que he visto y vivido en el día de hoy, observando este circo en que se ha convertido el olimpismo y el deporte en general, no puedo sino avergonzarme por el modo en que han prostituido aquello que tanto amo. 



Leer que el deporte se acaba en este país, que todo se ha muerto hoy por culpa de esos traidores miembros del COI, que tanta tirria nos tienen por ser tan guais; no hace sino llenarme de pena y rabia, porque la incultura deportiva sigue siendo inmensa en este país. 


El deporte no es dinero, ni becas, ni trajes, ni fotos institucionales, ni actos vacíos de sentimiento, ensayados al milímetro para decir lo que quieren oír aunque sea la mayor de las mentiras. El que piense que eso es deporte que se mire al espejo y analice lo que hace en este mundo y si merece llamarse deportista. Lo que realmente es el deporte es pasión, es amor; el deporte es dedicación, sueños e ilusión; el deporte es gente como Feni Lorenzo o Roberto Sotomayor Menéndez, que trabajan en horarios de locura y siguen soñando con ese segundo que le puede robar a sus marcas personales. El deporte es lo que da sentido a una vida, el norte y el porqué.

Bajo esa montaña de burocracia y dinero sigue estando ese sentimiento tan puro.





Lo positivo es que cuando el negocio se esfuma esa pasión primigenia es la que queda. La cadena de montaje vuelve a ser arte y el amor se impone al interés.


Esa es mi esperanza, ese es mi deseo.

Hemos decidido ser épicos, hemos soñado con ello, ¿qué clase de épica es esa bañada en quejas, lloros y autocompasión?. Ahora es cuando toca ser más pasionales, retarnos a nosotros mismos y ser consecuentes con lo que hemos elegido. Yo elegí ser deportista, no rico, ni famoso, ni joven eternamente. DEPORTISTA...¿y tú?