viernes, 12 de abril de 2013

Relax precompetición

Realmente disfruto de la tarde previa a la competición. Por lo general es el momento de mayor relax y tranquilidad deportiva que vivo en muchas semanas. Para este campeonato apenas he levantado el pie del acelerador en ningún momento. Van muy pocas semanas de trabajo tras el parón" post winter season" y la tónica predominante ha sido mucha carga, muchos kilómetros, muchas sesiones y mucha intensidad. No obstante, llego bien para la milla de mañana y estoy seguro de que podré poner en práctica todo lo que las millas de Gijón y Avilés me han enseñado. Lidiar con mihuras siempre da tablas para saltar a cualquier plaza.

Mañana Campeonato de España de Milla en Santa Cruz de La Palma. Estoy listo pero por ahora sigo disfrutando de mi momento. En un lugar como esta terraza frente al mar en la isla de La Palma ese esparcimiento que busco es mucho más sencillo de alcanzar.

martes, 9 de abril de 2013

Un fin de semana pedestre

Cada vez me gusta más la ruta. No se si por lo bien que rindo sobre él o por el poder de atracción que tiene sobre la gente, haciendo que el atletismo parezca un deporte más popular entre el público. Ese contacto con la gente es cuanto menos revitalizante; y me refiero tanto a los espectadores como a los participantes. La visión que, del mundo de las carreras, aportan los corredores populares es, a mi modo de ver, imprescindible para este deporte; y sin él nada sería lo mismo. Pero de eso ya hablaremos otro día.
Este pasado fin de semana tuve un buen atracón de asfalto. La primera cita fue el sábado en la milla de Gijón. La palabra que me sale es "perfecto". Perfecto el tiempo, perfecta la organización, perfecto el ambiente... Disfruté como nunca de esta carrera. A ello también ayudó, y mucho, mi creciente dominio de la, en palabras de los ingleses, "distancia perfecta" (de esto también hablaré otro día). Mi papel hasta el año pasado en las millas era el de engancharme y rezar. Llevaba todo el desarrollo metido desde el metro uno y cuando tocaba cambiar lo hacia, como mucho, de cara. Ahora maniobro, me coloco, me expongo y cuando toca esprintar tengo cambio; y siento que, aunque me ganen como el sábado, no me pasan por encima como apisonadoras. Esa capacidad de hacer cositas y ser parte del juego siempre ayuda a que el proceso sea más divertido. No es que ahora sea más rápido, simplemente tengo más resistencia a los ritmos altos (otro tema interesante para el futuro).
Tras el éxtasis millero del sábado, recuperar y cambiar el chip para afrontar los 10km del día siguiente, fue bastante complicado. Un buen bidón de Triforza, para llenar los depósitos de glucógeno y reconstruir lo destruido, protocolo de estiramientos dinámicos y todo el sueño que pude conciliar tras la siempre complicada desactivación postcompeti.
Sin embargo, hay que estar muy fresco para lidiar con un rival de la talla de Iván Hierro. Y aunque esté en horas bajas, tras un primer kilómetro de "paseo" (3'25), no tiene ningún problema para ponerse a hacer kilómetros a 3'. Mi cuerpo estaba recuperado, y eso lo demuestra el hecho de correr en 31' con una sensación de facilidad pasmosa. No obstante, mi actitud competitiva se había quedado toda en las gijonesas orillas del Cantábrico; y sin eso no se puede ganar, ni tan siquiera molestar.
La carrera langreana sirvió, no obstante, para muchas cosas. La primera, hacer el mejor entreno de ritmo controlado del mes. La segunda, dar respuesta a una duda personal y de algunos otros amigos runners sobre el comportamiento de las Saucony Kinvara como zapatilla de competición. Ya habían tenido su contacto previo con los ritmos alegres, pero las carreras son siempre el test definitivo. El veredicto es contundente: "zapatilla ideal para competir a cualquier ritmo y distancias de 5km hasta maratón"; responde perfectamente a las expectativas que plantea una zapatilla mixta, muy ligera y cómoda. La recomendaría para corredores que no tengan una especial necesidad de sujección, ya que su orientación minimalista hace que sientas mucha libertad en el pie. Sólo tengo una duda con respecto a ella, su durabilidad. La resolveré con el tiempo.
En definitiva, buen fin de semana por las carreteras asturianas. Ahora llega el primer gran baile de la temporada estival. Seguimos con las millas urbanas y nos desplazamos a las islas Canarias para disputar el Campeonato de España de Milla en Ruta. Una semanita en La Palma entrenando con Fernando  Lorenzo "El Grande" y disfrutando de mi recién estrenada familia. Pinta que en este viaje son todo ganacias.
PD: No puedo dejar de mencionar a la señora Marta Díez que, cinco meses después de dar a luz, va volviendo éxitosamente a los entrenos y a las carreras. Esa victoria y, sobre todo, esos 40' en Langreo son el inicio de un camino de éxitos al que me voy a apuntar de acompañante, animador y fan incondicional. Sombrerazo.

jueves, 4 de abril de 2013

El país de los mil caminos

Imagino que lo que eres acaba por condicionar totalmente lo que ves, así como tu interpretación del mundo que te rodea. Un físico verá el mundo como un baile majestuoso de inquebratables leyes universales, mientras un biólogo lo ve como una sucesión desbordante de procesos naturales. Simplificando la explicación, yo abro la nevera de mi casa y veo, una lechuga, un huevo, un tomate...mientras que, ante el mismo panorama, mi señora ve una sabrosísima ensalada aliñada con una salsa hecha a base de claras de huevo y no se que historia que había olvidada en un tarro detrás de una cebolla.

En definitiva que nuestra visión del mundo está supeditada a lo que somos. No recuerdo ya desde cuando me pasa lo que a continuación os voy a contar, por más que lo intento me es imposible traer a mi memoria un viaje por carretera en el que no haya pensado en algún momento mientras miraba por la ventanilla: "¡¡¡qué camino más cojonudo para correr!!!". Y si veía que seguía junto a la carretera sin desaparecer me preguntaba: "¿cuántos kilómetros tendrá ésto?". O si se perdía en el horizonte: " ¿a dónde irá?". Me consta que hay muchos más locos enamorados de la carrera a pie que tienen las mismas visiones que yo cuando llevan un buen rato al volante. Solo os puedo decir una cosa, no os hagáis más preguntas, bajaros del coche y buscad respuestas.

Últimamente paso mucho más tiempo en la tierra de los caminos infinitos; esto es, Castilla. Y he empezado a explorar esos senderoa de tierra marrón claro que se dirigen rectos hacia el horizonte. En ocasiones el resultado es decepcionante; pero, algunas veces, el tiempo se para y todo encaja.