sábado, 26 de noviembre de 2011

El Reloj Interior


Preciosa tarde de sábado hoy en la costa gijonesa. El sol descendía lentamente hacia el horizonte al tiempo que iniciábamos nuestro calentamiento para realizar las series sorpresa (ni una pista hasta que no estuvimos en la línea de inicio) de la jornada de hoy.

Los últimos 10 días han sido duros pero el trabajo realizado ha sido muy bueno. Las piernas notan, y mucho, los  kilómetros que llevan encima. No obstante, el posible descanso de mañana (esa es la otra incógnita del fin de semana) ya parece notarse, al menos en la moral, y hace que las fuerzas que quedan se reunan todas con el fin de cerrar muy positivamente la semana.

El calentamiento finaliza y llega el momento de la verdad. Las series 3x1500 y algo más (¿para qué deshojar la margarita del todo?). Pero aún hay un ingrediente extra en el menú secreto de hoy: ¡¡¡RELOJES FUERA!!!

-“¿Necesitas reloj para correr?, ¿De qué sirve saber el tiempo en un cross?”-son las preguntas con las que “El Mister” hace que la sesión de hoy pase de ser unas series más a un reto personal.

Los tiempos marcados son asequibles y te gustaría responder un NO rotundo, pero  de buenas a primeras la desnudez de tu muñeca hace que pierdas toda la fe que en ti has fraguado durante las últimas semanas de duros y buenos entrenos.

Pero como decía Arguiñano en Airbag “Aquí hemos venido a jugar, ¿no?”; de modo que te quitas el reloj y con toda la inseguridad del mundo te plantas en la salida y arrancas.

Al principio no te fías para nada de tu cuerpo. Estás perdido y tratas de buscar, en lo más profundo de tu disco duro, esas sensaciones que creías innecesario procesar. ¿Para qué voy a pararme a escuchar a mi cuerpo y valorar si voy muy rápido o muy lento, si en menos de 100 metros tendré una referencia cronométrica señalada o aprendida?

Pasar el primer 500 y oír un tiempo de paso (dicho de modo involuntario) parece que te relaja, cual calada de rubio americano al fumador empedernido. Pero aún quedan mil metros más, mil metros de total desinformación. Te sientes vendido, indefenso, sin armas que blandir para defenderte del cansancio que te frena o el ímpetu de tus fuerzas que te hacen dudar de si estás perdiendo ritmo.

Al final decides que de nada vale echar de menos algo que no tienes y te entregas a lo que sí posees, que es  tu cuerpo y tu sabiduría adquirida en años y años corriendo. Y todo cambia. Descubres que eres capaz de acertar el ritmo que has llevado con menos de un segundo de error, que puedes apreciar la mejora de una serie a otra y saber en qué tramos has ido más rápido y en cuales has mejorado. Pero sobre todo, te das cuenta de cuan limitante llega a ser el reloj. Ese elemento, cuya ausencia al principio del entreno te hacía sentir tan desnudo, no es más que tu consciencia atlética artificial, supeditas tus sensaciones a lo que él te diga y te frenarías antes por su orden que por si tu cuerpo da la luz de alarma.

En Kenia me lo hicieron ver y hoy lo he corroborado. Somos unos yonkis del reloj.

Puede que a algunos todo esto os suene a chino; pero a mí, que soy una persona muy cuadriculada (aunque me estoy quitando), estas cosas hacen que descubra nuevos mundos y que, para más, inri están dentro de mí.

PD: Por si hay algún interesado el regalo tras los 1500’s fue un 1200…y luego un 1000. Y sí, mañana ¡¡¡DESCANSO!!!    

domingo, 20 de noviembre de 2011

La Soledad del Crossero Asturiano

El fondista es por definición un ser solitario que encuentra sus mayores momentos de placer en los lugares más apartados y recónditos del planeta. Allí donde nadie observa sus evoluciones él consigue sentirse realizado por el mero hecho de haber superado una vez más sus límites, independientemente de que él y solo él sepa que eso ha ocurrido.
Esos momentos son mágicos y surgen en los lugares más inesperados; lo que nunca piensas es que tal cosa ocurra en medio de una competición oficial, tal y como hoy me ha sucedido a mí, y puede que a alguno más, en el Cross de Tineo. Y ojo que con esto no quiero menospreciar en absoluto a mis rivales que, por lo que he podido observar en resultados de pasadas ediciones de este cross han mejorado mucho sus prestaciones, lo que augura buenas cosas para la selección asturiana de cross  (¡¡¡este año jugamos en casa!!! Ya lo trataré más adelante en otro post). Ni mucho menos alabarme a mí por haber podido superarles en uno de esos momentos de inspiración atlética que tanto escasean en la vida de un fondista. Lo que pretendo es llamar la atención sobre el alarmante descenso de participación que este cross sufre año tras año.
Hoy 18 en la salida senior masculina. Si se observa la cabecera de la web de la federación asturiana (www.fasatle.com) aparece una foto de una de las primeras ediciones de este cross y en ella se puede observar una hilera de no menos de 30 corredores (y solo eran una parte de los que estaban corriendo). ¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué Tineo ya no es la cita que todos esperan para poner en marcha la maquinaria? ¿Qué ha cambiado en nuestras planificaciones para que ya nadie quiera correr allí? ¿Realmente se está notando tanto la ausencia de cantera? ¿Estamos acomodándonos y el hecho de meternos hora y pico de coche para correr nos echa para atrás? ¿Se nos atragantan las cuestas?
No responderé a estas preguntas, dejaré que seáis vosotros los que reflexionéis y comentéis.
Más allá de la falta de gente, he visto cosas buenas en Tineo. He visto gente que trabaja contra viento y marea por conseguir cosas interesantes para el atletismo regional; mi más sincero reconociemiento al Club Atletismo Tineo. He visto buenas carreras, especial mención para la Junior/Juvenil Masculina. Me gusta la competitividad entre los 2 jóvenes del Estadio Hugo y Carlos (atención a Martín Acebes que va llegando) ; y lo bien que su empuje le va a venir a Pablo Artime.  Sin olvidarme de la batalla que ha habido detrás de mí en la Absoluta Masculina. Bonita lucha entre Julio Cesar y Pablo Ibáñez; espectacular el último arreón de Espiñeira. Y por supuesto la gran carrera de la asturiana de nuevo cuño, mi compi de entrenos Marta Díez a la que le auguro un gran año. No digo más que se me ve el plumero.
Por otra parte, más allá del Huerna algunos compañeros se jugaban sus opciones europeas en el mítico bosque de Valonsadero, en Soria. La cara la pusieron Aitor Fernández de la Coba y Carlos Alonso que con toda seguridad formarán parte del equipo sub-23 que representará a España en el Eurocross de Velenje. Mientras que la cruz fue para Alba García y Sergio Martínez Amorín que a pesar de estar en un grandioso momento de forma no pudieron con la fuerte competencia que hay para los puestos de honor del cross español.  Enhorabuena para unos y muchos ánimos para los otros, las decepciones en este deporte son muy frecuentes y seguro que su experiencia y tesón los llevará una vez más al sitio donde su trabajo y calidad se merece.

Enlazo con el artículo que Juan Ignacio Castañón escribe en La Nueva España sobre la carrera de Tineo y en el que además hace alusión a este blog:
http://www.lne.es/deportes/2011/11/21/marcos-peon-marta-diez-imponen-cross-san-roque/1159788.html

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sonrisas de África


Son las 6:30 de la mañana. Mi sombra se alarga hacia el infinito sobre la ondulante y rojiza tierra keniana.
Hace tiempo que desistí de seguir a mis compañeros de carrera, una vez más toca sufrir en solitario; peleando por sacar el máximo provecho de cada bocanada de aire.
El terreno vuelve a empinarse y mis piernas comienzan a pedir tregua. Frente a mí aparecen tres figuras que escalan la cuesta cargados con sacos llenos de madera que llevan sujetos por una cinta colocada en la frente. A cola del grupo un niño de no más de 6 años levanta la cabeza a mi paso. Por un instante nuestras miradas se cruzan; y en su rostro se dibuja una gran sonrisa acompañada de un chillón y punzante "How are you?!?!"...vuelvo a encontrar suficiente oxígeno en cada respiración, el dolor desaparece y la cuesta se acaba. TODAS las cuestas se acaban.
Así es Kenia, una sonrisa en medio de un mundo lleno de sufrimiento, penurias y lucha constante por la supervivencia.
Podría emplear estas líneas en describir como era vivir en un sitio desprovisto de farolas, en que el ritmo de la vida lo dictaba la luz del sol; o tal vez contar lo emocionante y difícil (por no decir imposible) que era seguir el ritmo de carrera de aquellas gacelas de ébano; o incluso seria interesante explicar cómo es la sensación de, al fin, escuchar al cuerpo gritándote por encima de los pitidos del GPS y el yugo implacable del reloj.
Pero qué sentido tendría todo eso cuando sientes que los ojos con los que ves el mundo ya no son los mismos que te llevaste. Cuando comprendes que esa sensación de desconexión con la sociedad que te rodea y que tanto te angustiaba, no era un problema tuyo sino una simple falta de perspectiva.
La gente me pregunta sorprendida si no me traigo ningún recuerdo material, algún souvenir que de fe de mi estancia en África. Pero ellos tan solo están mirando mis manos, no ven dentro de mí.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Afrontando la primera ría

Siempre he sido algo reticente a la idea de escribir un blog. En parte por la creencia de que mis vivencias, pensamientos o desvaríos no tenían porqué interesarle a nadie. No obstante, al final he comprendido que lo que realmente me echaba para atrás era el miedo a confirmar dicha creencia.

Con el tiempo y la experiencia aprendes que hay que tener fe y confianza en todo lo que deseas, sin importar los temores externos, o los miedos internos. Así fue como pasé mi primera ría. De juvenil lo había intentado varias veces, dando todas ellas con mis huesos y sueños contra el tartán. Durante varios años no quise ni pensar en encarar el fatídico salto del agua por temor al húmedo y vergonzoso desenlace. Hasta que, un buen día, simplemente lo hice. No sé si fue mi mejor salto, tal vez sí, pero el caso es que fue el primero y ya no he podido parar.

De modo que simplemente LO HARÉ.

¡¡¡BIENVENIDOS!!!